lunes, 2 de enero de 2012

Para iniciar el año con una buena discusión


Dice Héctor Aguilar Camín en su columna de hoy que "Empieza hoy la cuesta de enero de las elecciones presidenciales de México, las más importantes diría yo que habrá este año en el mundo hispánico.
Diría también que los electores mexicanos más exigentes están de mal humor, inconformes con las opciones que les depara el futuro.

"En los años 70 del siglo pasado, el folclórico y caciquil gobernador de Guerrero Rubén Figueroa definió rancheramente a los aspirantes presidenciales diciendo que la caballada estaba flaca.

"La expresión hizo historia. En cierto modo describió una rasgo arquetípico de la carrera presidencial mexicana: aquí la caballada siempre está flaca. Y siempre gana uno de los que parecen flacos para el puesto.

"Las debilidades de la caballada de 2012 son visibles. La indefensión discursiva del candidato del PRI es escandalosa. El desprestigio acumulado del candidato de la izquierda es monumental. La debilidad de las posibles candidaturas del PAN es desarmante.

"El conjunto quita el habla. Quien no tiene candidato asumido, encuentra poco o nada que provoque su entusiasmo.

"Es interesante la propuesta de abrir Pemex a la inversión privada hecha por el candidato del PRI. Es interesante que el candidato de la izquierda trate de abandonar su rijosidad crónica. Es interesante que en el PAN haya unas elecciones internas para definir a su candidato, esas elecciones primarias que todo partido digno de tal nombre debería tener y que no han tenido ni el PRI ni la izquierda.

"Se diría que la democracia igualó a la baja la calidad de las ofertas y de las candidaturas políticas. Quizá simplemente acercó la distancia entre candidatos y votantes, entre dirigentes y dirigidos.

"Si la caballada está flaca, será porque la sociedad es flaca también. Los ciudadanos que se sienten robustos y musculosos, tampoco han de serlo tanto donde no han generado los candidatos atléticos que añoran.

"Los ciudadanos sin partido tomado, sea por escepticismo o por apatía, los neuróticos inconformes o los lejanos indiferentes, son hoy una tercera parte de los votantes.

"Son ellos, sin embargo, los votantes indecisos, los que decidirán este año quién gana las elecciones más importantes del mundo hispánico.

"Previsiblemente, elegirán no al que les parezca mejor, sino la que les parezca menos malo, no al candidato de sus sueños, sino al candidato que no les da pesadillas".

Agrega el mismo Aguilar Camín en su columna del lunes 23, a propósito de la ruptura de la alianza del PRI con Nueva Alianza: "Si fue sobre todo la inconformidad priista estamos ante una rebelión tradicional del reputado dinosaurio. Pero si fueron sobre todo las encuestas, estamos frente a un cambio en los costos prácticos de las alianzas electorales. En cierto modo, frente a un “mandato” del electorado... Esta última posibilidad es interesante porque indicaría que los ciudadanos no están ofreciendo su voto incondicional a ningún candidato y que aliados indeseables o desprestigiados tienen costos que al final no pueden pagarse".

Y Leo Zuckermann apunta en su propia columna de esta misma fecha a otra perspectiva igualmente esencial: "Tomando en cuenta que Gordillo no irá con Peña, y difícilmente hará una alianza con Vázquez Mota o López Obrador, en esta ocasión podría quedarse “huérfana”. Sin la fuerza de estar aliada al ganador de la contienda presidencial, se incrementan las posibilidades de negociar con el magisterio una reforma al sistema educativo que privilegie los intereses de los estudiantes y no de los maestros".

(Trabajo en proceso).