lunes, 7 de febrero de 2011

Para que no gane el PRI

El sarcasmo de Jesús Silva-Herzog Márquez en su colaboración de este lunes 7 en Reforma ilustra y resume la desconcertante paradoja que está siendo la estrategia electoral contra el PRI en 2012: "La alianza opositora debe postular a Enrique Peña Nieto como candidato a la presidencia de la república. Podría evitar la desgracia de que ganara el PRI".

La segunda derrota del PRI en 2011, ahora en Baja California Sur, ha sido igual de confusa que la aun más contundente derrota en Guerrero, la semana anterior. Distancia de 15 puntos en aquella, y de 8 puntos en esta; imposible ninguna impugnación. Pero así como en Guerrero el PRD conservó el gobierno estatal con un candidato priista, en Baja California Sur el PAN ganó al PRD el gobierno estatal con un candidato perredista.

Extrañas, si no es que inexistentes, alternancias en el poder local. El PAN, inexistente desde siempre en estas dos entidades, se ha movido sólo por el interés de que el PRI no gane (el PAN no tiene nada qué perder, no gobierna en ninguno de los seis estados que durante este año renovarán su gobierno). Y si no ha habido un acuerdo político, sí hay una coincidencia de intenciones de los dos grandes estrategas de este juego: el muy panista Felipe Calderón, y el siempre priista Manuel Camacho.

Jorge G. Castañeda menciona, en su artículo del jueves 3 también en Reforma, "la estrategia que varios diseñamos desde 1999 para lograr la alternancia en el país y derrotar al PRI en condiciones, en esa época y todavía ahora en muchos estados, sumamente adversas. Ha sido ampliamente comentada desde entonces, aunque a veces se confunde con el voto útil -que es parte de la estrategia- pero que no la subsume. Se trató entonces, y hasta la fecha, de convertir cada elección en un referéndum sobre la permanencia o el regreso del PRI al poder y obligar a los electores a definirse sobre este tema central, y no sobre los demás". Yo no sabía que hubiera una estrategia así.

El inicio de la gran derrota política del PRI que fue su salida de Los Pinos, en 2000, fue posible -y ya entonces se pensó que sólo así sería posible- sólo desde dentro del PRI, con Cuauhtéoc Cárdenas. Paradoja: el enfrentamiento del PRI modernizado por Salinas contra el viejísimo PRI nacionalrevolucionario que desde entonces representaba el neocardenismo convertido -¡a costa del comunismo histórico!- en PRD.

En 2006 se reveló lo que me parece que es el núcleo del problema, no reconocido y por tanto no atacado por la izquierda en México. El PAN dio a Felipe Calderón; el PRD dio a René Bejarano y sus raterías por fin evidentes para todos. Dos productos políticos contrastantes de la misma generación.

(Trabajo en proceso).

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