lunes, 10 de octubre de 2011

Un año para...

Resume Héctor Aguilar Camín, en su colaboración de hoy en Milenio: "El tribunal electoral debió exigir al Congreso que cumpliera la Constitución y nombrara a los tres consejeros faltantes, en el plazo constitucional previsto: el 30 de octubre de 2010 (y no que no era necesario que el IFE tuviera siempre, como manda la Constitución, nueve consejeros). No lo hizo así, y dejó a los legisladores responsables de integrar el IFE en situación de poder violar la Constitución con el permiso tácito del tribunal encargado de garantizar que la cumplieran".

Con sarcasmo, Leo Zuckermann insiste hoy mismo en Excélsior en una crítica que ha repetido recientemente: "'Lo deseable sería que cumpliéramos con la Constitución'. Lo dijo nada menos que el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Chuayffet, quien admitió que los legisladores habían violado la Carta Magna al no haber elegido, durante casi un año, a tres consejeros que faltan en el Instituto Federal Electoral (IFE). Conminó, entonces, a sus compañeros diputados a cumplir con la Constitución porque es 'lo deseable'". Hay que recordar que el consejero presidente no tiene voto de calidad y, si hay empate, las decisiones quedan pendientes.

Y bueno, en esta omisión son responsables el propio instituto, el tribunal, el Congreso -que es decir, desde luego, los partidos-, y los ciudadanos con su desentendimiento generalizado, incluso por el desinterés de considerarlo para la discusión. Sólo hubo un par de débiles y solitariaas demandas de juicio político, que desde luego desechó el tribunal electoral porque "no hay materia jurídica", o sea, no le importaron.

El martes 11 se publicó como desplegado el texto "Por una democracia constitucional", que propone: "Si ningún partido dispone de mayoría en la Presidencia y en el Congreso, se requiere una coalición de gobierno basada en un acuerdo programático explícito, responsable y controlable, cuya ejecución sea compartida por quienes lo suscriban". Lo firman 46 personalidades.

Al día siguiente, Leo Zuckermann dice algo para reflexionar: si los candidatos presidenciales fueran Peña Nieto, López Obrador y Vázquez Mota, "¿qué van a hacer Beltrones, Ebrard, Creel -que firmaron el desplegado- y Cordero? ¿En qué están pensando?"

El domingo 16, el mismo día que El País describe las razones de la inminente derrota del PSOE en España, Pascal Beltrán del Río hace en Excélsior un excelente resumen de lo que nos espera en México desde la perspectiva que más me interesa. Merece una cita in extenso:

"Al no tener proyecto que ofrecer, la izquierda se encuentra ante un dilema de difícil solución. Antes incluso que pasar por el duro trance de tener que elegir entre dos candidatos —Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador—, la izquierda tiene que saber cuál será su mensaje en 2012: anti PRI o anti PAN. No puede optar por ambos y no puede dejar de elegir alguno.

"Me explico: en la campaña electoral del año entrante habrá dos discursos predominantes. Por un lado, el PRI querrá demostrar que la 'primera alternancia' —Manlio Fabio Beltrones et Enrique Peña Nieto dixerunt—ha sido un fracaso y debe venir una 'segunda alternancia', que no una restauración autoritaria.

"Por su parte, el PAN alegará que este PRI, el de Humberto Moreira y compañía, es el mismo PRI de antaño: corrupto, demagogo, populista, irresponsable y despótico. Rechazará la tesis priista de que su triunfo dará lugar a la 'segunda alternancia' y alertará a los electores sobre los peligros de 'volver al pasado'.

"No espere usted muchas más ideas en la campaña. Casi nada se hablará sobre soluciones a los problemas que enfrentamos, como la falta de crecimiento y la inseguridad. Lo más probable es que para ello nos receten puras generalidades.

"Pero, ¿qué hará la izquierda? ¿En cuál de los dos bandos se colocará? Tanto López Obrador como Ebrard han hablado de una tercera vía, distinta a la del PRI y a la del PAN, ¿pero qué tan dispuesto está el electorado a salirse de la polarización PRI-PAN que ya está dominando la ruta hacia 2012?"

Trabajo en proceso.

lunes, 15 de agosto de 2011

Ganas de discusión

Héctor Aguilar Camín ha venido insistiendo, y hoy lunes en Milenio vuelve a hacerlo, en que sí hay, digamos, un consenso nacional que si se consolida será un "piso firme" para... para hacer política, un piso firme para hacer política de izquierda.

Menciona un "decálogo" que bien puede tomarse como un punto de fuga para la discusión. Como aquellas añoradas "tesis" para los congresos rojos, ¿recuerdan? Ojalá que hubiera alguien para platicar, imaginar, ensayar... ah, cómo extraño eso, cómo lo necesito de veras.

"1. La creencia de que no hay otra vía legítima de alcanzar el poder que el voto y las elecciones democráticas.

"2. El clamor contra la corrupción y a favor de la transparencia y la rendición de cuentas.

"3. Una equivalente preocupación y compromiso con el respeto a los derechos humanos.

"4. Una demanda de calidad en la justicia, eficacia en la seguridad pública y castigo a la impunidad.

"5. Un acuerdo en el combate a la pobreza y una alta expectativa de mayor seguridad social.

"6. Una alergia a los déficits públicos, a los desequilibrios macroeconómicos y a la discrecionalidad del estado en el gasto.

"7. Un rechazo a monopolios, oligopolios y poderes fácticos.

"8. Una apertura a las ventajas de la globalización, el libre comercio y la integración económica con América del Norte y una estimulación correspondiente del mercado interno.

"9. Una alta expectativa de empleo, bienestar, prosperidad.

"10. Una democracia que funcione, que genere acuerdos y claridad de rumbo".

(Trabajo en proceso).

viernes, 8 de julio de 2011

Que un año no es nada...

A un año de las próximas elecciones federales, ya ciudadano de Aguascalientes, quiero decir algo.

Recuerdo que en alguna conversación familiar en 2005 me preguntaron quién creía que sería el próximo presidente, y que escribí en un papel que doblé solemnemente: "Felipe Calderón", entonces lejanísimo de quien parecía seguro ganador. Ya no recuerdo mi argumentación, y poco importa.

Recuerdo también que poco después de la elección de 2006 y el exasperante conflicto posterior hice un ejercicio similar en un par de ocasiones. Entonces mi "sobre lacrado" contenía tres nombres de mujeres para la elección presidencial de 2012. Lo lamento de veras, sí me hubiera encantado encontrarme entonces con Amalia García, Beatriz Paredes y Josefina Vázquez Mota.

¿Y a quién le importa esto? Sólo a mí, desde luego, por la nostalgia de amigos que ya no están para hablar de esto. Alguien con quien discutir.

Hace poco me preguntaban acá por quién votaría yo si ahora fuera el momento. Dije, por supuesto, que falta demasiado tiempo y que en el tramo final se multiplicarán los golpes y sólo sobrevivirán los más fuertes, y que podría asombrarnos. Dije por supuesto que no creo y no quiero que gane el PRI -particularmente con Peña Nieto como candidato: me parece un imbécil y me es profundamente antipático-, detesto esa idea, sería una dolorosísima derrota generacional. Y, por supuesto, nunca votaría por López Obrador, ahora mismo el único candidato presidencial que seguramente lo será.

En septiembre -pasado el penúltimo informe presidencial de Calderón y en vísperas de que termine el mandato estatal de Peña Nieto- deberán haberse decidido a disputar (o no) la presidencia Manlio Fabio Beltrones y Marcelo Ebrard, a quienes de hecho imagino como los candidatos del PRI y del PRD. Por el PAN lo será Josefina Vázquez Mota.

Se dice que Beltrones esperaría tiempos mejores y se haría a un lado durante seis años, así como Paredes habría optado por pelear el gobierno del Distrito Federal. Se dice que Ebrard llevaría su miedo a López Obrador hasta la renuncia a la candidatura presidencial a cambio de la presidencia del Senado y de un candidato propio por el GDF. En todo caso, Iztapalapa y Ecatepec serán cruciales.

Imposible saberlo. Una especulación actual dice que, así, habría vencido la estrategia de López Obrador: polarizar a sus votantes contra los de Peña Nieto. Ambos priistas de origen. Como lo es también Ebrard, o sea que...

"¿Por quién votarías ahora?", me pregunta Sandra. Primero, muy probablemente no votaría. Mi decisión de votar dependería de quiénes fueran los candidatos, de su respuesta a la pregunta "¿para qué quieres ser presidente?"

A mí me gustaría poder optar entre Beltrones, Ebrard y Vázquez Mota. Y ahora mismo creo que si así fuera me sería de veras difícil decidir mi voto.

Beltrones y Ebrard, ambos de matriz priista, son los más fuertes representantes de esa corriente socialdemócrata que no termina de imponerse -que no termina de definirse- tanto en el PRI histórico como en su hijo no reconocido, el PRD. Beltrones ha diseñado alternativas completas (principalmente en gobernación y en hacienda) en un sentido verdaderamente novedoso en la teoría, pero ha sido incapaz tanto de implantarlas en el discurso colectivo de quienes hacen política en México, como de oponerlas a los planteamientos simplones comunes en el ejercicio y la disputa del poder. Ebrard es portador de politicas públicas interesantes por los segmentos de población que atiende, aunque no logra alejarse de las tentaciones asistencialistas y corporativas que habitualmente sesgan tales intentos.

Vázquez Mota tiene ya a su favor -como Calderón en su momento- la imagen de ser una candidata no oficial, que viene consistentemente desde atrás. Y, creo, lo más importante en el momento político actual: es mujer, algo definitivamente diferente en nuestra tradición. Una mujer fuerte, inteligente, decidida, que puede continuar doce años de gobiernos de derecha con un nuevo estilo.

Me gusta la conclusión de los libritos de Castañeda y Aguilar Camín, y con esa me quedo. Creo que esa es la clave: ¿qué México queremos ser en 2018?

Por otra parte, hoy advierten Carlos Tello Díaz ("En el verano de 2000, la democracia fue salvada -en apariencia- porque sucedió el mejor escenario: el triunfo del candidato de oposición por un margen amplio. En cambio, en el verano de 2006 estuvo a punto de sucumbir porque ocurrió el peor escenario: la victoria del candidato del gobierno por un margen muy estrecho. ¿Qué va a suceder en el verano de 2012? No lo sé, aunque podemos estar seguros de una cosa: los perdedores no van a aceptar su derrota") y Héctor Aguilar Camín ("Las elecciones del domingo pasado me han hecho pensar que en 2012 ni siquiera una victoria por amplio margen será suficiente para evitar un conflicto poselectoral. Este fin de semana vimos a la izquierda descalificar como 'elección de Estado' una contienda, la del Estado de México, que perdieron ¡por 40 puntos!") Es otro tema.

(Y otro tema mayor, propuesto el miércoles 12 de julio por Héctor Aguilar Camín: "No sé, con la tormenta en el horizonte, si una embarcación tan desgastada como el IFE va a ser parte de la solución o es parte del problema". Y provoca: "Creo que los consejeros deberían preguntarse seriamente si no han llegado a su límite crítico, si la verdadera manera de salvar el barco no es hundirlo, reconociendo su fragilidad y convocando a la nación a una emergencia antes de que llegue la tormenta verdadera. ¿Cómo? Renunciando todos").

Para seguir pensando.

jueves, 2 de junio de 2011

La idea de justicia y la izquierda reaccionaria


Me gustó mucho el texto que hoy publica Juan Molinar Horcasitas, juzgado sumariamente por el pueblo bueno el pasado fin de semana como uno de los grandes culpables en el segundo aniversario del incendio de una guardería en Hermosillo donde murieron varias decenas de niños y algunos otros resultaron lesionados.

Dice el ex director general del IMSS, que ya no lo era cuando la guardería subrogada ardió (por cierto, por el incendio de una bodega estatal de papel al lado): "El tono que estos excesos terminaron por imprimirle me recuerda las actitudes que a lo largo de la historia han engendrado movimientos intolerantes o totalitarios, desde el Terror jacobino hasta la Revolución Cultural china. Exagero, me dirán algunos. Quizá, pero el símil no está en la magnitud de los actos y las consecuencias que esos movimientos tuvieron, sino en la similitud de su semilla (yo subrayo): la convicción de que alguien suficientemente iluminado y puro puede interpretar el sentir de toda la ciudadanía y en consecuencia se siente habilitado para hablar y para decidir a nombre del pueblo, al margen o aun en contra de las instituciones legalmente constituidas".

Afirma, con razón: "Un acto cívico simbólico debería ser una pedagogía de la justicia, y el juicio realizado demuestra que los participantes tienen un concepto de justicia que no sólo está al margen de las instituciones constitucionales, sino que incluso las rechazan, y que prescinden de la ley despreciando en su juicio los más esenciales principios del debido proceso".

Es la idea de justicia más cercana a la venganza arbitraria que secunda nuestra izquierda, sólo capaz de reaccionar ante cualquier estímulo aparentemente progresista.

Seguiré.

lunes, 7 de febrero de 2011

Para que no gane el PRI

El sarcasmo de Jesús Silva-Herzog Márquez en su colaboración de este lunes 7 en Reforma ilustra y resume la desconcertante paradoja que está siendo la estrategia electoral contra el PRI en 2012: "La alianza opositora debe postular a Enrique Peña Nieto como candidato a la presidencia de la república. Podría evitar la desgracia de que ganara el PRI".

La segunda derrota del PRI en 2011, ahora en Baja California Sur, ha sido igual de confusa que la aun más contundente derrota en Guerrero, la semana anterior. Distancia de 15 puntos en aquella, y de 8 puntos en esta; imposible ninguna impugnación. Pero así como en Guerrero el PRD conservó el gobierno estatal con un candidato priista, en Baja California Sur el PAN ganó al PRD el gobierno estatal con un candidato perredista.

Extrañas, si no es que inexistentes, alternancias en el poder local. El PAN, inexistente desde siempre en estas dos entidades, se ha movido sólo por el interés de que el PRI no gane (el PAN no tiene nada qué perder, no gobierna en ninguno de los seis estados que durante este año renovarán su gobierno). Y si no ha habido un acuerdo político, sí hay una coincidencia de intenciones de los dos grandes estrategas de este juego: el muy panista Felipe Calderón, y el siempre priista Manuel Camacho.

Jorge G. Castañeda menciona, en su artículo del jueves 3 también en Reforma, "la estrategia que varios diseñamos desde 1999 para lograr la alternancia en el país y derrotar al PRI en condiciones, en esa época y todavía ahora en muchos estados, sumamente adversas. Ha sido ampliamente comentada desde entonces, aunque a veces se confunde con el voto útil -que es parte de la estrategia- pero que no la subsume. Se trató entonces, y hasta la fecha, de convertir cada elección en un referéndum sobre la permanencia o el regreso del PRI al poder y obligar a los electores a definirse sobre este tema central, y no sobre los demás". Yo no sabía que hubiera una estrategia así.

El inicio de la gran derrota política del PRI que fue su salida de Los Pinos, en 2000, fue posible -y ya entonces se pensó que sólo así sería posible- sólo desde dentro del PRI, con Cuauhtéoc Cárdenas. Paradoja: el enfrentamiento del PRI modernizado por Salinas contra el viejísimo PRI nacionalrevolucionario que desde entonces representaba el neocardenismo convertido -¡a costa del comunismo histórico!- en PRD.

En 2006 se reveló lo que me parece que es el núcleo del problema, no reconocido y por tanto no atacado por la izquierda en México. El PAN dio a Felipe Calderón; el PRD dio a René Bejarano y sus raterías por fin evidentes para todos. Dos productos políticos contrastantes de la misma generación.

(Trabajo en proceso).