lunes, 13 de julio de 2009

Un llamado a los comunistas

Militantes en diversos momentos del PSUM, algunos convencidos de la pertinencia del proyecto que es el PMS, hemos manifestado cuestionamientos a las formas como se propuso y desarrolla el más reciente proceso de fusión, pero fundamentalmente a la consolidación creciente, que no ha encontrado oposición política organizada, de un modelo de partido ajeno a la corriente histórica en la que nos sentimos identificados: el comunismo, con una vida en México de casi siete décadas que entró en receso real cuando el viejo Partido Comunista desapareció, un poco después de su legalización.

La ausencia durante los cinco años de existencia del PSUM de una corriente comunista articulada en su interior, que se expresó como pérdida de movilidad política, propició el acceso pronto irreversible de las posiciones más moderadas, más conciliadoras con el aparato estatal dominante, a las principales posiciones de dirección, desde donde se impuso -sobre la falta de una formación ideológico política de los militantes- una concepción finalmente socialdemócrata del partido, desmantelando y desechando sucesivamente las interpretaciones más radicales del socialismo revolucionario.

Esta tendencia -ahora reforzada por la incorporación de corrientes aún más transigentes- provocó el estancamiento del PSUM (y probablemente define el estilo del PMS) en un populismo nacionalista, que cultiva la concertación como un fin en sí misma y renuncia a privilegiar el trabajo político permanente entre las masas de trabajadores, que tienda a contribuir decisivamente en su organización, educación y movilización para suplantar al Estado empresarial por otro diseñado y gobernado en función directa del bienestar colectivo del pueblo, igualitario y libertario.

Quienes participamos en el PSUM convencidos de que era un espacio político adecuado para el desarrollo de la teoría y la práctica comunistas, asumiendo sin dudas la condición de militantes por el comunismo, somos responsables ahora de una rectificación que permita recuperar la tendencia original del proyecto del PSUM, en el que convergían diversas corrientes del socialismo mexicano pero buscando un sentido común a la lucha por un nuevo Estado.

Somos responsables también, consecuentemente, de una profunda autocrítica, que con plena sinceridad permita ubicar para superar los errores que permitieron la inmovilidad irresponsable de los comunistas, nunca agrupados como tales dentro del partido, de manera que su inexistencia política de hecho fue, asimismo, culpable de la conversión del PSUM en una organización inefectiva, sin la atención ni el respeto de las grandes masas de trabajadores.

En los anteriores razonamientos se sostiene la propuesta de trabajar por el reagrupamiento del mayor número posible de los comunistas que se involucraron en el modelo de partido que fue el PSUM. Algunos se separaron, por diversos motivos, a través de la breve historia del partido; otros decidieron participar plenamente en el proyecto que es el PMS, desde las jornadas previas a la nominación de su candidato a la Presidencia.

Respetando como indudablemente legítimas tanto unas como otras posturas, en todo caso preparando su discusión para momentos posteriores a la conformación del agrupamiento propuesto, se plantea la necesidad de integrar una poderosa fuerza comunista que inevitablemente se definirá en relación con el PMS, pero que no será una corriente organizada exclusivamente en su interior, ni un grupo cuestionador desde el exterior; en todo caso, no significará una doble militancia para quienes decidan hacer suyo el proyecto de construcción del PMS.

El desarrollo de lo que se concibe como una coordinadora comunista marcará la pertinencia de incorporarse plenamente al PMS para luchar por su dirección política real y formal, o la de crecer como una entidad separada del nuevo partido, si las condiciones definitivamente no garantizaran un trabajo interno como corriente comunista. Imposible como es la previsión de cualquiera de ambas opciones, se marchará mientras tanto aliviados de la tensión que significa el calendario electoral.

Se procurará involucrar en la coordinadora comunista a la máxima cantidad posible de quienes se asumen comunistas, identificados desde lo que fue el PSUM, pero luego deberá trabajarse políticamente -como no se ha hecho hasta ahora- para el reclutamiento directo a la corriente comunista de trabajadores a los que nos aproximaremos mediante actividades políticas concretas.

Insistentemente, se extienden o toleran certificados de defunción a una historia casi centenaria de los comunistas mexicanos. Por ello, nuestra tarea ahora es demostrar la vigencia de los principios y el método marxistas para entender nuestra realidad y transformarla revolucionariamente, preparar la revisión crítica del comportamiento político de los militantes y los dirigentes comunistas en el interior del PSUM; en suma, recuperar la iniciativa política.

México, D.F., agosto de 1987

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